Identificación con las marcas y comercialización legitima:
Comercializamos productos de laboratorios de reconocidas marcas existentes en el mercado, garantizando la autenticidad por adquirirlos exclusivamente de su productor original.
Compromiso real con el ambiente:
Trabajamos bajo estrictas normas que aseguren dentro de nuestra actividad, la conservación y preservación del medio ambiente, asumiendo como principio de responsabilidad empresaria la divulgación de toda agresión a los recursos no renovables y al ambiente en si, participando en la cultura y toma de conciencia de toda la población.
"PORQUE PENSAMOS DIFERENTE, DESARROLLAMOS VINCULOS CONVINCENTES Y CONTRIBUIMOS A LA VISION ABSOLUTA DEL NEGOCIO. SIMPLEMENTE OFRECEMOS UN SERVICIO INTEGRAL Y PERFECCIONADO, PARA CLIENTES SOFISTICADOS COMPROMETIDOS CON LA EXCELENCIA."
Somos una droguería integral, de capitales independientes, fundada en el año 1970 en la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires.
Con flota propia y planta automatizada de 7000m2 ubicada en el corazón céntrico de la ciudad, abastecemos diariamente a 7 provincias: Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Rio Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Contamos con un staff de más de 200 colaboradores que hacen posible que cada día los 1400 clientes activos de la droguería, reciban sus pedidos.
Con la misión de brindar un servicio diferente y perfeccionado, distribuimos mensualmente más de 2.000.000 de unidades, recorriendo aproximadamente 163.000 kilómetros lo que equivale a 5 vueltas al mundo.
Integralidad:
Comercializamos todos los productos existentes en el mercado, ya sean ambulatorios, otc, tratamientos especiales, oncología, perfumería, accesorios, etc.
• Atención personalizada y servicio diseñado a medida.
• Asesoramiento sobre compras iniciales y mantenimiento de niveles óptimos de stock.
• Acreditación directa en cuenta corriente de las ventas con tarjeta de crédito/débito.
• Departamento de Telemarketing para toma de pedidos.
• Departamento exclusivo para venta de transfers y negocios especiales.
• Emisión mensual de revista con contenido de ofertas e información de interés general.
• Entregas diarias a 160 localidades.
• Sitio de E-commerce perfeccionado, intuitivo y amigable.
• Amplia disponibilidad de stock.
• Club de beneficios Comunidad Sur: canje de puntos por premios.
3/10/24
La transparencia en la industria pesquera es una herramienta vital para asegurar que esta actividad se desarrolle de manera sostenible.
Sin una visión clara y accesible sobre cómo se maneja este recurso, es muy difícil evitar la sobreexplotación, la pesca ilegal y la mala distribución de los beneficios que la pesca genera.
En Argentina, la falta de transparencia ha permitido que el sector pesquero opere en la sombra, con pocos controles y muchas irregularidades. Esta situación pone en riesgo no solo a los ecosistemas marinos, sino también al bienestar económico y social del país.
En un mundo donde la sostenibilidad de los recursos naturales es cada vez más urgente, el manejo adecuado de los recursos pesqueros es crucial. La transparencia es fundamental para conocer cuántos barcos están pescando, qué especies están capturando y si lo hacen dentro de los límites establecidos. Sin esta información disponible de forma pública, no hay forma de verificar si se están cumpliendo las cuotas recomendadas por los científicos o si se está respetando la biodiversidad marina.
La transparencia no solo asegura que la pesca sea sostenible, sino que también garantiza una distribución justa de los beneficios. Cuando no se sabe quiénes controlan la industria pesquera, cuánto capturan o cómo se reparten los permisos, los beneficios tienden a concentrarse en pocas manos, dejando a muchos fuera del sistema.
Además, cuando no hay un control efectivo, las prácticas ilegales como la subdeclaración de capturas, los descartes en el mar o el fraude en la comercialización se vuelven más frecuentes.
A pesar de contar con más de 4.500 kilómetros de litoral, el sector pesquero en Argentina ha sido históricamente relegado en la agenda pública y gubernamental.
El consumo de pescado en el país es muy bajo, apenas 5 kg por habitante al año, frente a los 20 kg que se consumen en promedio a nivel mundial. A su vez, más del 90% de las capturas se destinan a la exportación, generando divisas comparables, en algunos años, con las del sector cárnico. Sin embargo, a pesar de esta importancia económica, la pesca no ha sido priorizada por los distintos gobiernos nacionales.
La falta de transparencia en el sector se manifiesta en varios frentes. Las flotas pesqueras argentinas, muchas de ellas controladas por capitales extranjeros, operan con escasa fiscalización y un control mínimo de las capturas. Los datos sobre cuántos barcos pescan, qué especies capturan y quiénes son los dueños de estas flotas no están fácilmente disponibles para el público. Esto no solo dificulta la participación ciudadana en la toma de decisiones, sino que también permite que se cometan irregularidades sin que nadie lo note.
La Auditoría General de la Nación ha señalado en numerosas ocasiones las fallas en la gestión pesquera en Argentina. Buques sin permisos, inspectores insuficientes y datos de captura que se basan únicamente en lo que declaran las empresas son solo algunas de las irregularidades denunciadas. Incluso muchas de las balanzas utilizadas para medir las descargas de pescado pertenecen a las mismas empresas que están siendo controladas, lo que abre la puerta a posibles fraudes.
Otro de los grandes problemas del sector pesquero en Argentina es la concentración y extranjerización de la flota. Desde la década de los 90, inversiones extranjeras, principalmente de capitales españoles, chinos y coreanos, han adquirido una porción significativa del sector. En algunos casos, estas empresas tienen vínculos con flotas que realizan pesca ilegal fuera de las 200 millas de la Zona Económica Exclusiva de Argentina. Este proceso ha ocurrido casi sin que la ciudadanía lo note, en gran parte debido a la falta de transparencia.
A pesar de que el recurso pesquero es un patrimonio de todos los argentinos, pocas personas tienen acceso a información básica como cuántos barcos están autorizados a pescar o cuáles son las especies que están capturando. Esta falta de información impide que se pueda hacer un seguimiento adecuado de la sostenibilidad del recurso, y abre la puerta a la sobreexplotación y a una distribución injusta de los beneficios.
Para que la pesca en Argentina sea sostenible, es esencial que la información sobre el sector sea pública y de fácil acceso. No debería ser necesario ser un especialista ni atravesar complejos trámites burocráticos para saber cómo se está manejando este recurso. En Argentina, estos datos suelen estar dispersos en actas y resoluciones difíciles de encontrar, y a menudo no están actualizados. Cubiertos por densas capas de trámites y ocultos en los laberínticos vaivenes burocráticos.
Además, la falta de publicación de los informes científicos sobre el estado de las poblaciones de peces y los ecosistemas marinos es una práctica común en las administraciones nacionales y provinciales. Esta falta de transparencia no solo limita la capacidad de los ciudadanos para monitorear el manejo de los recursos, sino que también debilita la toma de decisiones basada en la ciencia.
Avanzar hacia una mayor transparencia en el sector pesquero no es solo una cuestión ambiental, sino también social y económica. La pesca es un recurso valioso que, si se gestiona adecuadamente, puede generar empleo, ingresos y seguridad alimentaria para muchas comunidades costeras. Sin embargo, si se sigue manejando en la oscuridad, se corre el riesgo de agotar el recurso y dejar a esas mismas comunidades sin sustento.
La implementación de estándares de transparencia en la pesca es urgente. Hacer que la información sea accesible para todos, garantizar que los controles sean efectivos y que los datos sobre las capturas sean confiables es el primer paso para asegurar un futuro sostenible para la pesca en Argentina.
La transparencia no solo ilumina las irregularidades, sino que también promueve una industria pesquera más equitativa y sostenible.
Fuente: Noticias Ambientales